Mira esos árboles.
Casi todo el mundo puede coger una semilla y llevársela a casa.
La plantarán, y con el tiempo empezará a crecer.
Intentarán hacer que crezca en las mismas condiciones que los modelos que admiraron.
Y con un poco de suerte lo conseguirán.
Pero por dentro, no serán los mismos.
La tierra es diferente y no es ese lugar el que les corresponde.
Sus dueños posiblemente no pensarán en ello.
Pero los árboles nacerán, vivirán y morirán sabiendo que ese no era su sitio.
Y lo peor es que saben que sus raíces están enterradas.