Tal vez es algo típico de casi todas las mujeres, todas las niñas y casi cualquier persona, algo que se le ha pasado por la cabeza a todo el mundo, pero bueno, yo tampoco iba a ser menos.
Siempre quise ser actriz, cantante o modelo. Esto último es lo que más me llamó la atención. Ponerte en frente de una cámara, o de cientos de personas y mostrarles lo mejor de ti. Ahora que ya soy más mayor lo dejo como un pequeño sueño incumplido de mi infancia, pero secretamente, cuando voy por la calle, cuando entro en cualquier lugar o estando incluso dentro de casa, ando como si todo el mundo me estuviese mirando.
Tal vez es un lado un tanto egocéntrico. Hay gente que me ha llamado chula o creída. Me da igual. Es uno de los pequeños placeres de los que puedo disfrutar, sentir que estoy bajo focos luminosos y que el mundo es mi público. Y esa es la única manera de alimentar al menos un poco mi autoestima.
Lo mismo siento cuando hago fotos. Disfruto haciéndolas, me divierto. No me avergüenzo de cómo soy. Al menos, no suelo hacerlo. Y tampoco me avergüenza mostrarme al mundo. Me da igual que me critiquen por las fotos que subo. Nadie critica fotos en revistas por tener menos ropa encima que yo. Y yo no me considero de una raza distinta. Todos somos humanos. Me gusta compartirlas, me gusta mostrarme. Me gusta que el mundo sepa quién soy y me tenga en cuenta, de una manera u otra. Me gusta destacar a mi manera. Aunque no sea la manera en la que me gustaría ser recordada, es algo. Es la única opción de al menos tener un hueco en la memoria de la gente.
En fin, con esto quiero dejar claro que no me avergüenzo de mostrarme, de ninguna manera posible, y que me gusta ser así.
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