lunes, 30 de abril de 2012

" Pasou moito, moito medo.
Subíu a un alto penedo
 medio morto de terror.
 Berrou. Non había xente. 
Aguantou alí valente,
e mentres tanto nevou.
 Cando se fixo de día
 viuse na neve enterrado
 con medio corpo xeado
 e sen forzas, sen valor.
 Os pés non se lle movían.
 Pero xa lucía o sol. 
Logo o sol rompeu a neve
 e el púidose mover.
 -¡Gracias, sol!¡que forte es 
 con luz que derrete a neve, 
a neve que cobre os pés!
 -Mentira- díxolle o sol-. 
Mira ti que forte son 
que me tapa un nubarrón. 
Faloulle ó nubarro entón:
-¡Ouh, nube, que forte es 
que podes tapar o sol,
 o sol que derrete a neve,
 a neve que cobre os pés! 
-Mentira- díxolle a nube-. 
Mira ti que forte son 
que o vento anda a levarme 
polo ceo a empuxóns. 
E faloulle ó vento entón: 
-¡Ouh, vento, que forte es 
que vas empuxando a nube, 
a nube que tapa o sol, 
o sol que derrete neve, 
 a neve que cobre os pés! 
-Mentira- díxolle o vento-. 
Mira ti que forte son 
que o mesmo monte en que estás 
detén o meu empuxón. 
E faloulle ó monte entón: 
-¡Ouh, monte, que forte es 
que podes parar o vento, 
o vento que empuxa a nube, 
a nube que tapa o sol, 
o sol que derrete a neve, 
a neve que cobre os pés! 
-Mentira-díxolle o monte-. 
Mira ti que forte son 
que ese ratiño pequeno 
vaime furando e comendo 
con dentes de furador"

sábado, 21 de abril de 2012

Y va pasando

Alrededor de 7 meses. Es el tiempo que llevo en Zaragoza. Cada día es único, y no sé lo que me espera cada día al levantarme por la mañana. Es ese gusto por lo desconocido. Ese gusto por saber que cada día será diferente, único y anterior. Que no habrá días iguales. No hay monotonía ni rutina. Pero todo lo bueno se acaba. Mentalmente el verano pasado se hizo eterno. Todo este año está pasando tan rápidamente como un suspiro. Y de la noche a la mañana me encontraré de nuevo en casa, sin saber qué hacer ni a dónde ir. De nuevo sin ilusiones, dejando que el tiempo se queme, siempre esperando. Son estas épocas, la primavera, mi estación favorita, la que curiosamente más me hace desesperar. Ahora todo se convertirá en una curiosa paradoja. Cuanto más brille el sol más empezaré a oscurecerme yo. Empezar a contar cuántas semanas quedan, cuántos días... Y tener el extraño miedo de que nada volverá a ser igual. Tener la certeza de que volveré a sentirme mal otro verano. ¿Por qué? Bueno, siempre lo mismo. Las cosas ya no son igual. Estas fechas te lo recuerdan más que nunca. Te hacen preguntarte por qué yo. Por qué. Y la única respuesta es el destino. O así es la vida. O cualquier estupidez que se dice para intentar dar ánimos. En fin. Mientras pueda intentaré sentirme menos sola. Intentar guardar energía para sentir que al menos cuando fue posible tuve alguien a mi lado. Porque en definitiva eso es lo que más me puede hacer feliz, tener alguien a mi lado.

lunes, 9 de abril de 2012

Ojímetro

"Si de verdad te gusta el arte, podrás verlo en todos los aspectos de tu vida"
Esas fueron ya palabras lejanas de alguien cuyo nombre no recuerdo. No importa, lo que realmente permanecerán en mí fueron sus palabras. No entendía ningún paralelismo entre mi técnica y mi vida. Al menos hasta hace poco.

Ahí tienes un bodegón. Lo observo, mucho. Tal vez demasiado. Clavo mis ojos en él hasta que esté preparada. Hasta que crea saber todos sus detalles. Hasta que piense que no puedo cometer ningún error a la hora de transcribirlo en el papel. Después elijo la dureza del lápiz. Sé que poca dureza es lo más indicado, sin embargo me gusta encajar con un HB, de mina gruesa. No dibujo líneas definitivas nunca. Aunque haya estado observando. Aunque dentro de mí esté completamente segura de poder hacerlo. Exteriormente solo podré trazar un par de líneas curvas que querrían ser rectas. Contorneo todo el conjunto. Sigo observando, atentamente, intentando no perder ningún detalle, analizando lentamente lo que voy consiguiendo y comparándolo con el real. Quiero que sea igual. Unos milímetros lo estropean. Unos huecos. Un borrón. Goma, goma y goma. Líneas de las que nunca estuve segura son eliminadas. Líneas que supe que iba a borrar pero igualmente tracé. Ahora me pregunto por qué lo hice. No importa, las seguiré haciendo siempre. Cambio de dureza. Un 2B o incluso un 3B. Tal vez esté haciendo las cosas mal, pero lo importante es el resultado. Trazo después de muchos estudios y análisis visuales líneas que asemejan mejor la realidad. Me aislo de todo. Mi mente está vacía, solo se concentra en el dibujo y la realidad. Estamos solos. Continúo trabajando concentrada sin pensar que puedo estar haciendo algo mal. De repente paro y observo. Un pequeño detalle está mal. No se puede salvar, hay que borrar. Borrar para poder hacerlo de nuevo y que quede bien. Borro con cuidado, intentando que no haya ninguna clase de borrón. A veces no se puede evitar. Puedes intentar taparlo posteriormente con un claroscuro. Si lo ocultas bien es muy probable que nadie lo note. Solo aquellos que profundicen en tu obra. Sigo, no me puedo detener por un pequeño contratiempo. Dejo que mi mano se mueva sola, en sintonía con mis ojos. El lápiz acaricia suavemente cada línea inexistente que mi visión dicta. Solo lo que veo. Solo y únicamente lo que veo. Porque solo soy capaz de transcribir lo que hay. Mi mente no es capaz de saber si hay algo detrás del conjunto. Aparentemente es un cuadrado. Es lo que veo. Es lo que sabré. Nunca sabré que en realidad se trata de un rectángulo si no lo giran. Por lo tanto dibujaré un cuadrado. Termino. Lo miro. No me gusta. Aquí hay un error. Esta sombra no es exacta. Lo he hecho mal. Lo he hecho mal de nuevo. No puedo hacerlo bien. No soy capaz. Miro a mi alrededor. Los dibujos de los demás no se parecen a los míos. Es normal, eligieron otro punto de vista. Ningún cuerpo puede estar en el mismo lugar que otro al mismo tiempo. Igualmente algún que otro compañero ha dibujado cosas que no puede ver. Me pregunto cómo fue capaz de adivinarlas. Yo no las veo. Nadie me las dijo. Nadie me las mostró. ¿Cómo sois capaz de verlas si yo no puedo? Ahora es demasiado tarde.

Ya está acabado. Es hora de pasar al siguiente. Da igual cómo lo hagan los demás, seguiré haciendo dibujo realista. Observaré y transcribiré lo que vea, nada más. Porque esa es mi técnica.

jueves, 5 de abril de 2012

Bondad o malicia

"Qué niña mas buena" "Tienes voz de ser buena chica" "Si, es muy buena"

Bondad, bondad, bondad. Es algo que siempre parecía acompañarme. No solía tener ninguna opinión al respeto. Nunca hacía nada que pudiese dañar a otras personas, me guardaba mis comentarios, mis actos, mis pensamientos y mis sentimientos. Me dejaba arrastrar por lo deseos de otras personas, por sus caprichos. ¿Qué importaban los míos? Lo más importante es el bienestar de otras personas, por delante del mio propio. Por supuesto.
¿Qué hago hablando en pasado? Lo sigo haciendo. Pero hoy no tengo ganas de callarme. Hoy tengo ganas de hacer llegar lo que siento. El vacío del que estoy llena.


No sé si empezar nombrando lo sensible o lo insegura que soy. Empezaré mejor diciendo que siento un gran vacío por parte de la gente que cuesta mucho llenar. Se llena con pequeñas muestras de cariño e importancia. Y se vacían muy fácilmente con indiferencia y actos que afectan a mi prácticamente nula seguridad en mí misma. Verdaderamente no hace falta ser un genio para darse cuenta de esto. No hace falta conocerme mucho para que estas muestras de personalidad salgan a la luz.
Con lo poco que se me puede ofrecer para ser feliz solo puedo pensar que quien realiza los actos anteriormente nombrados los hace intencionadamente para hacerme daño.

¿Debería ahora callarme? Si, no puedo hacer daño a la gente. Pero ella tiene todo el derecho a hacerme daño a mí. Cometo todo el rato errores que son juzgados como muestra de lo poco que valgo. Al parecer en este mundo no se considera lo que yo siento, o no tiene importancia.

Cinco minutos de lágrimas no es lo mismo que una hora de estas. Pero yo no intento ganar nada con ellas, tampoco quiero usarlas como escudo. Que no se vean no significa que no existan. Que sonría no significa que mi alma no esté sangrando por dentro. Igualmente no cambiarían nada, lo que yo sienta no es valorado como algo de importancia.

Ahora de nuevo la indiferencia. Esa que me ha estado persiguiendo siempre. La de desconocidos no me importa. La de aquellos que estoy intentando conocer me importa bastante. La de mis amigos se siente como puñaladas. La de mis mejores amigos es indescriptible. Una aproximación... no sé si puede existir. Solo sé lo mucho que duele. Y que duramente puedo olvidarlo o vivir con ello.

Cosas de importancia. Cada día estas situaciones me llevan a pensar que yo no soy una de ellas. Cada vez más me siento como una carga innecesaria en la vida de los demás. Cada día más desearía desaparecer y dejar a los demás ser felices y libres.

¿Qué es para mí la soledad? Bueno, algo con lo que siempre he tenido que lidiar. Desde pequeña cuando era una niña tímida y solitaria. Desde más mayor siendo alguien a quien la gente no soportaba. Podría relacionar la soledad con el rechazo. Y el rechazo con mi inseguridad. Y mi inseguridad con lo poco que creo valer.
Existen más tipos de soledad en mí. Son los que llevo viviendo hace casi nueve años. Se llaman " hay alguien que podría estar contigo pero prefiere no hacerlo". Son los que a veces me ofrece mi familia, los que me ofrecieron la gente de Teruel y los que últimamente empiezo a sentir en otros contextos. Vaya, pensé que habían desaparecido. En fin, es mi destino. No puedo huir de ello sin más. No puedo deshacerme de algo que siempre ha estado viviendo conmigo.

¿Voy a mentir ahora? Diré cómo me siento. Débil, insegura, innecesaria, mala persona, odiada, peor que nada. Y creo merecérmelo todo. Si no valiese tan poco la gente no me daría estos tratos. Hay gente a mi alrededor que no los recibe, en cambio yo sí. Entonces, me lo merezco. Iré recibiendo poco a poco todo lo malo que me vayáis dando, porque vosotros así me hacéis ver el lugar al que pertenezco y de donde nunca debo salir. Ié recibiéndolo porque la felicidad es algo que no me merezco y algo que no debo mancillar. Sé que el destino me irá manteniendo a raya.
A todos aquellos que intentáis ayudarme, solo me queda agradecérselo. Por todo el esfuerzo. No sé hasta cuando podré soportar todo, pero sé que el día en el que todo acabe seré feliz y libre. Espero entonces no tener que derramar más lágrimas.